domingo, 17 de julio de 2011

LA UVA Y LOS VINOS PINOT NOIR

LA UVA PINOT NOIR Y LOS DELICIOSOS VINOS QUE PRODUCE

Hace Relativamente poco, estuve en una exposición de vinos. Excelente, por demás, tanto por la variedad presentada como por el número de caldos ofrecidos para degustar.

En la IV Muestra Internacional de Vinos Premium, (Solo los mejores), el 1 y  2 de Abril en el Tamanaco, realmente presentaron una gran cantidad de vinos excelentes. Presentaron y ofrecieron catas estructuradas y catas exprés.

En una de estas últimas, una dama presentó un vino Pinot Noir. Dado que yo tengo un gusto especial por esta uva (como pueden ver ya hay dos reseñas Tabali 2008 y Montes Alfa 2008, ambos reserva), me acerque muy interesado por escuchar lo que se disponía a decir y presentar.

No voy a entrar en los detalles, pero lo primero que la Señorita dijo fue “este tipo de vino es muy ligero, especialmente para un tinto, por eso lo llaman el blanco de los tintos”. Eso es, sencillamente un disparate absoluto.

Aparte de esa ocasión, en algunas otras, me he conseguido personas que me hacen la observación que es un vino sin cuerpo (falso), de poca estructura (Falso), que no compite con los demás tintos (eso sí, ningún vino compite con otro, son como los dedos de la mano iguales pero diferentes), y finalmente de poca complejidad o longevidad (FALSO).

En otras partes me he conseguido gente que, habiendo visto la película “Entre copas” (“Sideways” en ingles) tiene o una inflada opinión del Pinot Noir, o lo desprecia. Ambas posiciones, si son basadas solo en la película, no tienen ningún merito. Sea suficiente con decir que uno de los blancos descritos se le atribuye un “30% de Merlot”. Para que hablar más de los detalles técnicos en términos de vino de la película.

Ahora bien. El Pinot Noir, efectivamente, no es un vino cara común. No es para todo el mundo, igual que ninguna de las otras uvas va a complacer a toda la audiencia que bebe vino.

Es, sin embargo, una excelente opción para probar y mediante la cual cultivar nuestro conocimiento del vino.

Brevemente, la vid que produce el Pinot Noir no es fácil de manejar o cultivar. Hay que ser cuidadosos y es particularmente sensible a la composición del suelo en la que se la cultiva y la cantidad de agua que recibe al ser plantada, al ser trasplantada a su ubicación final en el viñedo y, naturalmente, en su ciclo productivo. Así, a pesar de ser la misma uva, en diferentes terruños van a producir vinos con caracteres muy diferentes, mas diferentes aún de la variación que esperamos de las demás cepas, tales como Cabernet, Malbec, o Merlot. Es también muy exigente en términos de las temperaturas y variaciones de la misma entre el día y la noche.

La uva, la fruta como tal, es de piel delgada y, como crece en racimos apretados y cónicos (algunos especialistas piensan que de ahí se deriva su nombre, pues parecen los conos de los pinos, pero “negros”), es sensible a un amplio número de enfermedades de la fruta como tal y de la planta en sí. Como vemos no es una fruta recia, de batalla o de fácil cuidado.

Está, sin embargo, siendo cultivada actualmente en todos los continentes y ya se producen vinos de calidad a partir de esta uva en todo el mundo. Su origen, como su nombre claramente evoca, es Francés. Así con mayúscula.

Esta uva, difícil y que hoy la podemos disfrutar producida en nuestro propio continente, se cultivaba principalmente en Borgoña, donde era la base de los más exquisitos caldos de la región, llegando a ser usada como única uva en algunos casos, en lugar de ser mezclada con otras como es la costumbre en ese país.

A pesar de ser una uva de piel de color, y de hecho, de un hermoso color violeta oscuro y profundo, su jugo es usado como uno de los ingredientes en Champaña (ojo, no de un espumante cualquiera, sino el de Champaña, el vinito ese popular de Francia que todos toman en ocasiones muy especiales). Se la combina bien con Chardonay o con Pinot Meunier para producir excelente y finísimos Champan.

Ahora, el vino en sí es, para mí en particular, muy especial. De entrada, me encanta el estilo de la botella, borgoñesa de suaves hombros y suaves curvas.

En copa, vemos unos vino muy atractivos y, de haber sido procesados correctamente, muy brillantes. En su juventud, con los tonos típicos de los vinos tintos, rojo rubí con algunos destellos violeta. He tenido el privilegio de probar unos vinos muy jóvenes donde han tratado el vino con sangría y el resultado de ésta es un vino con color sangre de pichón absolutamente hermoso. A medida que pasa el tiempo y, si es envejecido en barricas, vemos que empiezan finos destellos anaranjados y ocres, dando unas tonalidades y capas interesantes a la vista.

En copa quieta, en particular los vinos jóvenes de esta cepa, presentan aromas a frutas rojas, en particular fresas y cerezas. Tanto que es casi como percibir las frutas maduras y dulces. Al agitar la copa, detectamos aromas florales tales como violetas y pétalos de rosas. Si ha tenido guarda, empezamos a detectar bouquet con tonos de especias, principalmente pimienta, pero se puede detectar orégano, romero y otras. También, olfatos más finos y educados que el mío, me han hecho el comentario de haber detectado tierra mojada y te verde, y he leído referencias a tabaco y cuero, pero ni los he detectado yo, ni me lo han comentado personas que conozco.

En boca, es exquisito. Por lo menos para mí. Normalmente, el ataque de este vino es gradual, suave y elegante. Tiene muchas virtudes en su juventud, pues destaca mucho sus sabores frescos a frutas, con suaves ácidos y taninos, por lo regular muy bien balanceados y no agresivos. A mí en particular, siempre me parece percibir un toque de caramelo este vino. Luego de guarda en madera, destacan sabores complejos y, normalmente, bien balanceados y redondos. Al no tener que domesticar ásperos o abundantes taninos, el vino tiende a ser mucho más amigable y sutil en boca, y, al haber sido criado en barrica, regularmente resulta en un vino complejo y complaciente a nuestros sentidos.

Debido a estas características, vemos claramente el amplio potencial para maridaje que tiene este versátil vino. Desde acompañar pescados (claro que guardando las distancias, ni bacalao ni atún, a menos que el chef diseñe el plato para este vino), pasando por aves de corral y cacería, y terminando en cualquiera de sus cuadrúpedos preferidos (cerdo, cordero, res, etc.)

Un chef consigue en el Pinot Noir un aliado en la elaboración de distintos platos y nosotros, los que lo consumimos por placer, conseguimos un amigo para compartir ratos ligeros, de calor, de compaña y, en general, aquellos momentos que se disfrutan mejor con una buena copa de vino.

¡Salud!