sábado, 4 de junio de 2011

ESTILOS E IDEOSINCRASIAS AL TOMAR EL VINO

ESTILOS E IDEOSINCRASIAS AL TOMAR VINO

¿Cuál es la manera “correcta” de tomar vino?  

La manera “correcta” es como más le guste a Usted. Así de simple y así de sencillo. Se puede argumentar que las convenciones son que el vino se toma puro, a una temperatura definida, en copa, etc.

La realidad es que, a menos que seamos evaluadores o mercaderes de vino, este se presta para ser bebido de numerosas formas y maneras. Algunas, las voy a comentar a continuación.

Al mencionarle a un amigo “purista” en el consumo del vino que este puede ser combinado con jugos de otra fruta, casi me mata diciéndome de ignorante para abajo. Pero al recordarle que él mismo disfruta mucho de una buena mimosa (trago de espumante con jugo de naranja, típico para desayunos y brunch) inmediatamente me dijo, “Bueno, sí, pero es que eso es diferente”. Y tiene razón. Siempre hay que analizar en qué contexto estamos viendo el consumo del vino.

Evidentemente, a mi amigo purista le parce que una sangría es un pecado mortal y relegada a ser elaborada solamente con vinos de escasa calidad. Yo pienso que hay sangrías muy buenas y que es una bebida refrescante propia de ciertas situaciones. Para comidas en días de campo o para compartir con gente en ambientes muy informales, es una excelente opción. Más aun, hay algunos vinos jóvenes, de calidad aceptable, adecuados para su elaboración. Ciertamente, no escogería un varietal de gran clase y de características muy destacadas como base para la sangría, pues al añadirle los jugos, las piezas de frutas y los licores que son ingredientes típicos de esta bebida, lo desvirtuaríamos mucho. Por otra parte, tampoco usaría un vino de mala calidad o características muy pobres, pues, sencillamente, si la base no es buena, el producto final tampoco lo será.

He conocido personas que disfrutan del vino combinándolo con su gaseosa favorita. Normalmente una bebida de lima limón, como 7Up o Chinoto. Y además, le ponen hielo o lo toman muy frio. Tinto o blanco. Si bien ese estilo de consumo, “coolers”, es popular entre algunas damas y algunos consumidores jóvenes, no es desde ningún punto de vista una manera tradicional de consumir vino. Es una manera de entrar en este mundo, ciertamente, y no tiene nada de malo si es en un ambiente de día de campo, de playa, de asistencia a un evento deportivo, o algo por el estilo. Es decir, estamos consumiendo, literalmente, un refresco, una bebida para refrescarnos, sin ninguna pretensión de estar consumiendo vino como producto especializado.

Tengo amigos que consumen vino tinto muy frio. Helado de hecho. Más aun, le ponen hielo. Esto no es algo que yo haría con un vino tinto de buenas características. O si se trata de una cata o degustación de productos superiores. Pero si estamos en un ambiente y momentos informales, compartiendo con una comida, pues no tiene nada de malo. Evidentemente, el sabor del vino sufre al ser diluido por el agua del hielo al derretirse y los aromas del vino se ven muy disminuidos por la baja temperatura. Así que, en ese momento, el vino es un acompañante de la comida, ni un complemento, ni una adición, y, ciertamente, no es parte de la misma. No es una gestión donde el maridaje haya sido pensado y analizado detenidamente, ni donde dependemos del vino para avivar el sabor del plato. Es más una bebida social, para un momento social.

Hay personas, por otra parte, que disfrutan del vino a temperaturas más altas. Existen, por ejemplo, las copas sin pie. Inclusive algunas que tienen una depresión para que mientras la palma de la mano y los dedos rodean el fondo de la copa, se coloca allí el pulgar, dando estabilidad y seguridad al manejo de este “tumbler” o copa sin pie. Son interesantes de usar, pero calientan rápidamente el vino, por la amplia área de contacto con la mano y esto hace que algunos vinos, en particular los blancos, sufran un poco. Pero, así como mi amigo disfruta de todos los vinos helados, tengo conocidos que los disfrutan “al tiempo”, es decir ni fríos ni frescos. La temperatura a la que estén, esa misma es a la que los tomaran.

Tengo un conocido que toma el vino en vaso de vidrio. Son unos vasos cortos, cilíndricos, de no más de 200 ml de capacidad. Mas altos que anchos, ciertamente, pero no tienen ningún parecido a una copa. No ayudan a la concentración de aromas en la boca del vaso y, al no tener pie, no evitan que el calor de los dedos eleve la temperatura del vino. A mí no me atraen y no me parecen ni prácticos, ni atractivos para consumir vino. Sin embargo, este caballero, consistentemente, lo consume de esa manera. Tanto tintos como blancos. Lo único a observar es que sirve muy poco cada vez, la mitad o menos del vaso, es decir como unos 100 ml, lo que evita que se caliente mucho por efecto de la temperatura corporal del consumidor ya que en un par de tragos ya apuramos el vaso. Hay gustos individuales para todo.

Finalmente, para esta entrada, hay gente que, en fiestas y distintas actividades sociales, toman vino en copas de plástico. Tales copas son muy practicas para actividades, por ejemplo, cerca de la playa o cerca de una piscina, pero para consumir vino, son poco adecuadas y no destacan sus características. Sin embargo, yo mismo las he usado en diferentes ocasiones sociales, con vinos jóvenes, de poca estructura o vinos blancos aceptables. En una parrilla son muy útiles, pues son descartables y hay poco riesgo de accidentes si se caen. No es algo para usarlo todo el tiempo al beber vino, pero es práctico en algunas circunstancias y, para esos momentos, son ideales.

Así, está claro que hay muchas maneras de beber el vino. El cómo, el cuándo, y el ambiente, muchas veces permiten ciertas libertades que coliden con cómo se consume el vino en catas o degustaciones, pero, de nuevo, el vino es para disfrutar, por lo que bébalo como mas lo disfrute.

¡SALUD!

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