domingo, 21 de noviembre de 2010

BIENVENIDOS A APORTE SIBARITA

¡HOLA A TODOS!
Aporte Sibarita es un blog, principalmente, sobre vinos.
Lo que me motiva a escribirlo y compartirlo con ustedes es que el vino es, para mí, una pasión.
Desde hace mucho tiempo he disfrutado del vino. Al principio, como todos, con muy poco conocimiento, más adelante, ya con más información, y hoy en día, cuento con años de experiencia, asistencia a numerosas charlas y cursos, y muchas muchas catas de vino.
Mi inicio en el mundo del vino fue de la mano de mi mejor amigo de bachilleratos, Ali De Lima. Corría el año 1.973 y estábamos en esa difícil etapa de la adolescencia. En Venezuela, en esa época, los muchachos empezaban por tomar cerveza y ron, básicamente, porque es lo que un muchacho puede pagar. Nosotros, por diversas razones, éramos bastante rebeldes. Una de las manifestaciones de esa rebeldía, fue el consumir vino en lugar de lo que todos tomaban. Estemos claros que no era ni Châteauneuf-du-Pape, ni Beaujolais Nouveau. Nada de eso. Empezamos tomando vinos portugueses, específicamente Lancers de Jose Maria da Fonseca Vinos C.A. y Mateus. El Lancers, que viene en blanco y rosado, es un vino ligeramente espumante, afrutado y dulce. Amable, como se le dice en la jerga del vino. El Mateus, aun bastante frutal y dulce, también en blanco y rosado, era nuestra otra alternativa.
A medida que nos acostumbrábamos a tomar vino, fuimos descubriendo los sutiles matices de estos nobles caldos. Empezamos, yo más que él, por aquello que a mí me gusta la lectura, a investigar en los libros, porque internet no era ni siquiera una buena idea en ese entonces, y preguntando a familiares sobre vinos. Mi madrina, que había ido a Europa, fue una invaluable fuente de información inicial. Me habló de la diferencia entre los blancos y los tintos, entre los vinos españoles y los italianos, que eran los que ella conocía, y, claro, las bondades y encantos de “la champaña”, pues en ese entonces, para nosotros, cualquier espumante era champaña.
Conocimos así, de manera muy empírica, los vinos de la rioja, los valpolicella, bardolinos y, naturalmente, nos encontramos algunos varietales, tales como Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec. Irónicamente, en esa época, era más fácil en Venezuela conseguir vinos europeos que del cono sur, argentinos o chilenos, y, ciertamente, mucho más económicos. Una de nuestras competencias era encontrar en supermercados, bodegas o licorerías, vinos considerados buenos o excelentes a precios que demostraban claramente que el comerciante no tenía ni idea qué estaba ofreciendo. Degustamos así muchos vinos muy buenos. Y, al mismo tiempo, empezamos a ser mucho más críticos no solo de los vinos, sino también de los críticos del vino. Algunos vinos que se suponían superiores no nos lo parecían, y algunos que no tenían ni nombre ni fama, nos gustaban mucho. Sí, es verdad, algo tenía que ver con nuestra falta de conocimiento y experiencia en vinos, pero también habían algunos que se habían echado a perder por haber sido mal almacenados y otros que sencillamente disfrutaban de un renombre que no estaba merecido.
Armado con una mente crítica, graduado de bachiller, fui a estudiar a California, Estados Unidos. Por una parte, fue difícil, pues la edad para consumir alcohol allá, legalmente, es 21 años, y yo ya tenía tiempo consumiendo alcohol responsablemente, así que cuando finalmente pude, de nuevo, consumir alcohol de manera legal, estaba listo y, hasta cierto punto, ansioso de conocer todos esos vinos que, literalmente, por años habían estado coqueteando conmigo sin yo poderlos probar.
En la Feria Estatal de California de 1.979 (California State Fair) asistí a mi primera cata seria de vino. En 1.976 se había producido el “Veredicto de Paris”, donde expertos franceses habían dado a vinos californianos premios como los mejores vinos en competencia ciega contra vinos franceses. ¡Claro que yo quería probar aquellos vinos! Pero tenía casi dos años sin probar ningún vino. Me tocó empezar desde cero, casi. Sin embargo, esa cata me permitió comprender muchas cosas que sabía, pero no entendía del vino y de cómo se degusta.
Para empezar, me sorprendió que ninguno de los expertos que lideraban la cata se aventurara a dar viñedo y año del vino que estaban probando a ciegas. Solamente la variedad. Y no siempre con seguridad absoluta. ¡Vaya sorpresa!, Yo esperaba declaraciones con voz alta y clara del tenor de “vino Cabernet Sauvignon, de Tal o Cual Viñedo, Recogido en 1.976, de vides del norte del viñedo”, pero no, así no fue. Me empezaba a dar cuenta que saber de vinos era complicado.
Mis estudios de bioquímica me calificaron de manera especial para entender el proceso delicado de la producción de vino. Luego, cuando hice postgrado en Farmacología, lo hice en una universidad que el destino colocó a pocas horas por carretera de los valles de Napa y Sonoma. Anualmente realizaba una peregrinación a esas zonas vinícolas por excelencia y visité casi todos los viñedos, probé muchos de sus vinos, muchas de sus cosechas y escuché y leí muchos de sus impresos y notas de cata.
Regresé a Venezuela a mediados de los ochenta y desde ese entonces mi biblioteca enológica y mi interés por los vinos ha seguido creciendo. Actualmente, entre mis amigos hay muchos que gustan del vino como su bebida predilecta.
También, por las circunstancias del momento, tenemos mucha influencia del sur del continente, de Argentina y de Chile. Los proveedores de cable tienen canales como Gourmet y Discovery Travel and Living que presentan programas dedicados al vino, al buen comer y a muchos de los placeres sibaritas. El Gourmet, es casi totalmente del sur del continente.
En mis lecturas tanto en libros impresos como en internet he conseguido muchas cosas. Algunas agradables, otras no tanto. Por ejemplo, hay una tendencia a hablar de “Esnob” del vino. “No sea un Esnob del vino”, “Conozca de vinos sin ser un esnob” y por ahí se van. Pues bien. Saber de vinos no es ser esnob. Conocer el léxico del vino, no tiene nada que ver con querer imitar otras clases sociales o grupos económicos. El vino es, de por sí, una bebida que trasciende clases sociales, si creemos en ellas o las consideramos importantes, y es consumido, a nivel mundial, por todo el mundo. Grandes y chicos, hombres y mujeres, disfrutan del vino. Que glorioso que podamos tener algo tan agradable en común.
Mi intención es que este blog sea una fuente de información y de entretenimiento para todos los interesados en temas sibaritas, en particular del vino, y espero que me ayuden con sus comentarios y aportes, a hacer de este un buen sitio para aquel que está interesado en el vino, aquel que desea iniciarse en ese mundo y a aquel con experiencia que busca un sitio donde compartir con gente que tiene su mismo interés.
¡Bienvenidos! Hagan de este blog su casa y ¡Salud! Disfrutemos del vino.

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