sábado, 25 de diciembre de 2010

GUARDAVIÑAS TIENDA GOURMET

VISITA A GUARDAVIÑAS TIENDA GOURMET
CARACAS 22 12 2010

Típico de las fiestas navideñas, estábamos reunidos en casa, disfrutando de unos espumantes muy agradables y la conversación giró, no de manera sorprendente, a temas relacionados con este blog.
Mi papá, el Dr. Néstor Manrique, me refirió que había asistido a una interesantísima charla sobre jamones curados, tipo serrano y tipo prosciutto. Además de la charla, se realizó una degustación de los mismos junto con unos jamones curados nacionales. La persona encargada de la charla y de conducir la degustación fue Alfonso Limés.

Entrada Guardaviñas

Me comentó que le habían dado una tarjeta, pues no sólo manejaban jamones, sino también vino españoles, y aparentemente tenían un amplio surtido y me refirió que Limés era un experto en la materia, por lo que hicimos una reservación (9771570 o 9782780) y, raudos y veloces, nos dirigimos a ese establecimiento que me describieron como un “bodegón”.
Alfonso Limés y Tomás Fernández

El sitio, al que llegamos muy fácilmente, cosa difícil en Caracas, es… otra cosa. No creo haber conseguido nunca un sitio similar. Es una cava, en el sentido estricto de la palabra, pues efectivamente, muchas de las paredes están cubiertas de botellas de vino. Pero al mismo tiempo, es un local donde se pueden degustar cómodamente unos exquisitos bocadillos. El ambiente es absolutamente informal, atendido por Alfonso, con el hábil apoyo de Tomas Fernández, excelente chef y encantadora persona.
Al llegar, nos instalamos en una de las mesas del salón de Guardaviñas, la tienda, e inmediatamente nos hicieron sentir como en casa. Una atención totalmente personalizada, amable, cortes y sin ningún apuro, de nuevo cosa difícil en Caracas, donde le explicamos el motivo de nuestra visita: conocer más de vinos españoles, de jamones y de los servicios que allí ofrecen.
Cabernet Franc Loma Larga 2.005
Alfonso, un caballero a carta cabal, nos informo que no manejaba exclusivamente vinos españoles, sino que tiene una amplia selección de orígenes y de vinos. Le pedimos una recomendación, un vino no muy estructurado, pero tinto, relativamente joven, y ligero, pues mis hijas y mi señora nos acompañaban a mi papá y a mí. Le comente que un Tempranillo de maceración carbónica seria adecuado. Luego de pensarlo detenidamente, busco en los estantes y nos presento una botella de viñedo Loma Larga, Chile, Cabernet Franc 2.005. La botella tipo borgoña, de suaves hombros caídos y color obscuro, para proteger el delicado vino, estaba en excelentes condiciones de conservación. La etiqueta, totalmente utilitaria, daba datos adecuados. El corcho, que cortésmente nos presentó, tenia impreso el logo del viñedo y estaba en muy buen estado. Desafortunadamente, no contaba con material para escribir, así que me atrevo a presentar una evaluación del vino porque estaba excelente. Un profundo color con capas violetas, muy brillante. Ligero, con cuerpo medio y hermosas lagrimas en la copa, dejaba imaginar lo que venía.  En copa quieta disfrutamos de aromas frutales, al agitarlo, pudimos percibir distinto tonos de madera, excelentemente integrados con los aromas frutales. En boca, suave, dulce, aterciopelado y muy franco con sus tonos de frutas y de madera. Un fiel representante de la variedad. Le comenté que no conocía productos de ese viñedo y le agradecí la selección.
¿Y ESTO? ¿QUE SERA?
Viendo que tenía una audiencia receptiva, Alfonso cortésmente nos presento con un acertijo. Llegó a la mesa con un trozo de… bueno era morado. Y nos pregunto si sabíamos que era. Mi hija mayor, luego de analizarlo, se pronunció por madera petrificada de algún tipo. Mi hija menor y mi señora se inclinaron por algún tipo de piedra. Mi papá y yo nos inclinamos por algún tipo de residuo en la elaboración del vino, bien de un aditivo o de algo similar. La realidad era que todos estábamos “tirando flechas” es decir, ni idea. Alfonso nos comentó que era un regalo que le habían hecho en un viñedo de España en uno de sus viajes. Era el depósito de un viejo barril de añejar vino, de acido tartárico. Efectivamente, este acido se precipita en los barriles al añejar el vino y se convierte en algo similar a una piedra, la cual puede luego ser usada (molida y blanqueada, claro) en la cocina como ingrediente en pastelería. Por cierto, uno de los residuos orgánicos que ha servido para identificar los orígenes de la elaboración de vinos en el mundo (ver Orígen del Vino, en este mismo blog).
Si, es verdad, somos unos desordenados...
Dado que era temprano, no llegaba a las cinco de la tarde, le solicitamos una degustación de jamones. Aquí entro Tomas en escena. Una excelente persona, muy simpático, nos guio hasta recomendarnos una degustación de un jamón curado español, uno italiano, y un lomo embuchado. Todos excelentes. No se diga más.
Cabernet Sauvignon Aresti 2.000
(Siempre salgo con con los ojos cerrados)
Finalizada la botella del Cabernet Franc, le solicitamos a Alfonso otra recomendación, pero ahora de algo un poco mas estructurado, pues las damas sólo consumirían una copa adicional, lo demás, mi papá y yo. La exitosísima recomendación fue un Cabernet Sauvignon Colección de Familia 2.000 Aresti, de Chile. Ese viñedo si lo conocía yo, pero por su delicioso Gewurtztraminer. La botella, un hermoso ejemplo de la botella bordolesa de altos hombros y lados prácticamente rectos contaba con una bella etiqueta que tiene como imagen de fondo lo que posteriormente descubrí es un Cuadro de la Vendimia en la zona de Curicó, de A. Valenzuela, 1.908. Muy atractiva y, en mi mente, muy clásica. Ya era un excelente comienzo. El corcho, limpio y muy bien conservado, de excelente calidad, contaba con impresos del viñedo. El vino estaba celestial. De nuevo, me atrevo a referirlo porque no me puedo equivocar. En copa quieta e inclinada, hermosos colores rubí con tonos inclusive de teja, no detectamos los tonos violeta típicos de la cepa, asumimos que por la edad. Varias capas que denotaban desde ya su complejidad. Brillante y atractivo. En nariz, delicioso con tonos de frutas rojas y negras, nos pareció que unos tonos de vainilla también. En boca, complejo, con un excelente ataque, gusto muy franco confirmando las frutas rojas y negras y ese toquecito de vainilla. Muy redondo y de largo final.
A pesar que estábamos en presencia de un vino estructurado, le solicitamos a Tomas unos quesos. Nos trajo unos quesos deliciosos. Un Emental muy bueno y un queso de cabra excepcional. Al final, comimos un postre de la casa, una Crema de Limón deliciosa, de la cual Tomas, cortésmente, compartió la receta.
Cerramos nuestra velada con una visita al salón de eventos del lugar. Realmente puedo ver ahí eventos íntimos, de unas cincuenta o sesenta personas máximo, muy agradables.
No me queda más que decirles que nos divertimos como pocas veces, es un lugar encantador. Se come excelente y hay selecciones gourmet realmente únicas tales como los jamones Ibéricos, Prosciuttos, quesos exquisitos y otras delicias que no nos dio tiempo de probar. Eso sí, los vinos, los probamos, algunos, muy pocos por ahora, y tenemos que volver para probar otros. Y Ustedes, si gustan, pasen por allá, prueben alguno y nos lo comentan.
¡SALUD!

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